Entrevista por: Ana Lucía Chavez.
Publicado el 23 de septiembre de 2019.
1.¿QUIÉN ES ÁLVARO CASTELLANOS?
Álvaro - Á. C. es una persona que a sus casi 60 años, comprende la sabiduría del dicho “yo solo sé que no se nada”. No es “pose intelectual” o “arrogancia disfrazada de modestia”. Cada vez entiendo mejor el 1er mandamiento de Eduardo Couture. Pero con los avances tecnológicos y otros fenómenos importantes de nuestra sociedad, a cada momento más inserta en un escenario global, es cada vez más difícil mantenerse actualizado. La forma de prestación de servicios está evolucionando mediante nuevas tecnologías que eran inexistentes cuando yo pasé por las Aulas de Derecho. No se si pueda hablar imparcialmente de “logros personales”, pero sí, de satisfacciones: en lo personal, ser esposo de una mujer impresionantemente consecuente; ser padre de dos hijos que cada día me devuelven más de lo que pude darles; y unos nietos que son el sol de nuestros nuevos días. También las lunas y las estrellas de las noches. Por supuesto, incluido en todo esto, la madre de mis nietos, que simplemente es ejemplar. En el plano profesional, indudablemente es estar asociado con quien estoy asociado: mujeres y hombres que día a día me dan cátedras de honestidad intelectual y de esfuerzo. Y finalmente, en lo académico, es una gran satisfacción haber estudiado en la Universidad Rafael Landívar y en la Universidad de Columbia. - No he concluido mis estudios de Doctorado y eso lo pongo como un fracaso (lo digo para que quienes se aventuren en el Doctorado en Derecho no hagan lo mismo que yo). Finalmente, haber impartido clases de diferentes materias en tantos años… imagínense el privilegio que eso significa: conocer a cientos de estudiantes, de los cuales hay tantos de los que estoy aprendiendo muchísimo al día de hoy, por ser magníficos profesionales del Derecho y personas ejemplares. Podría mencionar especialmente a varios colegas, pero me da temor dejar por fuera a otros que merezcan igual reconocimiento. 2. ¿Por qué razón decidió estudiar Derecho? Álvaro - Mi abuelo, Carlos Castellanos Romero, fue un gran jurista y un gran juez. Hizo carrera judicial por largos años y fue un gran maestro de Derecho Procesal en los años 20s a 40s del siglo pasado. Estar rodeado de sus libros (escribió 4 tomos, que se usaban en toda Centro América) y escuchar a mi padre, el médico y cirujano Carlos Castellanos Molina, hablando de su padre, me inspiró. También consideré ser sociólogo, pero fui “amorosamente” inducido a estudiar Derecho, especialmente por mi señora madre, Hellen Howell. Como en mi alma mater (orgullosamente, la Universidad Rafael Landívar) la Licenciatura es denominada de “Ciencias Jurídicas y Sociales”, pensé que era entonces un “perfect match”. Y de hecho mis estudios de sociología a inicios de los años 80 con Flavio Rojas Lima fueron fascinantes. En mis estudios de doctorado paré decantándome para escribir mi tesis doctoral en un tema que tiene relación con la sociología jurídica (el realismo jurídico), por lo que uno nunca deja de ser lo que realmente es. Pero, nuevamente, no me tomen como ejemplo en el esfuerzo doctoral. 3. ¿De qué manera cree que ha impactado al gremio con su ejercicio profesional? Álvaro - Me cuesta muchísimo intentar responder esta pregunta. Presupone que uno es capaz de causar un impacto en el gremio, lo cual, es altísima responsabilidad y no es nada fácil. Pueden haber impactos negativos, y espero sinceramente, no haberlos causado. Quizás lo único que me atrevo a pensar en relación a esta pregunta tan difícil, es considerar que me sumé a los esfuerzos de otros colegas, como Rodolfo Rohrmoser Valdeavellano, y Jorge Briz Abularach, para impulsar los métodos alternativos de resolución de controversias, especialmente, el arbitraje. Podría agregar que la forma en que mis socios y yo constituimos la sociedad profesional hace más de 20 años, también tuvo algún impacto en su momento en un “modelo” de prestación de servicios que ya se venía dando en otros países, pero no en Guatemala. 4. ¿Qué retos académicos y profesionales ha cumplido y cuáles serán los siguientes? Álvaro - En esta pregunta, como puede apreciarse de mis respuestas anteriores, soy “confeso”. Mi máximo reto hoy por hoy es no dejar abandonado mi programa de Doctorado. Siguientes retos a nivel académico, sería volver a estudiar Derecho desde cero. Siempre lo he pensado. Ha de ser una experiencia alucinante. Tendría un gran dilema en escoger a qué Facultad ingresar, porque la Landivar sería hasta hace poco mi única opción. Pero hoy, se que los esfuerzos de otras facultades son sumamente importantes. ¿Saben a cuáles me refiero, verdad? 5. ¿Cuál ha sido su rol en el Arbitraje Comercial guatemalteco? Álvaro - Para no especular mucho, ni decir si he tenido realmente un rol o no, positivo o negativo, podría decir de manera más objetiva que tuve la bendición (no lo puedo decir de otra forma) de haber tenido como profesor y mentor, durante mis años de maestría en Columbia, al Dr. Alejandro Garro, quien me propuso hacer un estudio de la legislación nacional sobre arbirtaje (estoy hablando de 1989-1990) y estudiar e investigar la posibilidad de basarnos en la Ley Modelo de la CNUDMI (Uncitral, por us siglas en inglés) sobre Arbitraje Comercial Internacional, para proponer una “lex arbitri” en Guatemala que siguiera dicho modelo. Más o menos, 5 años después, lo lográbamos, pues en 1995 se adoptó como Ley de Arbitraje, ese esfuerzo. La historia es un poco mas larga pero temo que podría aburrirlos. Todo lo demás que me ha tocado experimentar en materia arbitral, que esencialmente han sido experiencias impresionantemente constructivas y beneficiosas para mí, han sido providenciales. Es un honor estar en listados de árbitros a nivel internacional, por ejemplo, pero eso, en un minuto se puede desmoronar con un mal trabajo. 6. ¿Qué actividades piensa que son importantes en en la vida estudiantil de un alumno de la Facultad de Derecho? Álvaro - Participar, participar, participar. En todo lo que se pueda. Hasta que duela de cansancio. Es una de las mejores épocas de la vida. Y estudiar muchísimo con todo ahínco. Este país lo merece. No vaya a ser que se de una visión que alguna vez un gran Sacerdote Jesuita dijo (parafraseándolo): seguir produciendo profesionales exitosos en sociedades fracasadas. 7. En su opinión, ¿de qué manera puede un abogado y notario dejar una huella en el mundo? Álvaro - Quizás esta es la pregunta más compleja, la más profunda y la aún más difícil de responder. Quizás bastaría pensar “en nuestro mundo”, es decir, nuestra propia sociedad. Y acá, quiero decir algo muy sencillamente, que ojalá lo logre expresar bien: el profesional del derecho (sean abogadas, jueces, litigantes, asesoras, consultores, etc.) tenemos una función vital en la construcción y la consolidación del Estado de Derecho. Nuestro rol no está limitado a las “cuatro paredes de nuestro despacho”. Y creo en una regla de la “felicidad profesional”, la cual aún persigo y que siento que no la alcanzo: el que más sirve, es el más feliz. No digamos, si con nuestra ciencia y con nuestra arte, logramos servir a la comunidad. Nunca, jamás, debemos olvidar este aforismo atribuido a Celso: “ius est ars boni et aequi”.
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